II Triatlón "Desafío Islas Cíes" (Vigo)
Distancia: half (1.9 km + 90 km + 21 km)
Dificultad: baja (circuitos prácticamente llanos)
Inscripción: 125 euros
Tiempo: 4h 39' 03"
Tiempo del 1º: 4h 07' 58" (- 31' 06")
Puesto: 35º de 338
Avituallamiento: agua, aquarius, powerade, barritas, geles...
Trayecto desde Betanzos: 1h 30' - 147 km
Puntuación: 9 / 10
Repetiría: Sí (por organización) / No (por presupuesto y repetición)
LO MEJOR: Organización, circuitos, ambiente, avituallamientos
LO PEOR: precio + "gastos añadidos" (gasoil, hotel...)
De nuevo la balanza. Por un lado, el precio de la "operación" rondaba los 300 euros entre inscripción, hotel, cena, gasoil, peajes... y también estaba la repetición de la prueba, que ya hiciera el año pasado. En el otro lado, el recuerdo de una prueba espectacular, el posible estreno (al fin) de la "cabra" y, el factor que decantó la balanza, el desembarco en aguas viguesas de la mitad de mis compañeros de equipo, sobre 15 valientes del Triatlón Coruña. Y al final me comí mis palabras, pues a principios de año decidí que no iba a participar. Inscrito (previo pago de 125 lereles, casi ná; menos mal que regalaban una mochila chula y la posibilidad de descontar el dinero de la inscripción en un neopreno Sailfish, que no iba a ser mi caso). Tocaba dar el último arreón a la temporada y defender mi puesto de honor en el equipo en triatlones de media distancia. Una semana después de exprimirme a tope en el triatlón olímpico de Ribadesella, las dudas sobre cómo respondería mi cuerpo a más de 4h y media de esfuerzo aumentaron los nervios hasta límites insospechados. Y todo sucedió así...
Sábado, 13 de Septiembre
de 2014. 17:00 h. También es mala suerte que coincida un etapón en el que se
decide la Vuelta a España con el viaje hacia Samil. Así que decido arriesgar y
me quedo a ver como Contador gana la Vuelta para salir pitando luego a ver si
llego a la reunión técnica.
Además de la flaca, esta vez me acompañan Patri y
Laura, se nota que acaba la temporada y nos lo tomamos como un viaje de “fin de
curso”. El coche a tope y las pilas cargadas. Estoy tan acelerado que llegando
a Lugo Patri me pregunta “¿Pero no vamos a Vigo?”. Bajón, incredulidad,
estrangulamiento de neurona inminente. Los astros me dan una pequeña
oportunidad y consigo coger justo a tiempo el desvío a Santiago, pero me chupo
un montón de kilómetros por carretera antes de coger la autopista en Órdenes
tirando por la borda todas las opciones de llegar a recoger el dorsal y a la
reunión técnica. Pero como ya no soy “novato” llamo a los del equipo y me
solucionan la papeleta. Llego a las 20:20 h. y consigo escuchar como la jueza
nos amenaza con sanción si se nos ocurre mirar las ruedas de los demás o
saludarles… ¡como miran por el triatleta!
En fin, tiempo perdido que
podía haber aprovechado haciendo el check-in en el hotel. Al menos sirve para
que mi compi Rober me dé mi dorsal y pueda preparar todo la noche anterior.
De vuelta para el
coche y rumbo al hotel (a 5 minutos) para hacer el check-in y dejar la bici en
la habitación. Llegamos y tenemos a 4 personas delante. La cena está prevista
para esa hora y confío en no retrasarme mucho. Casi 20 minutos después sigo
clavado en el mismo sitio. Debe ser el único hotel de 4 estrellas que sólo tiene
una persona en recepción y aún encima es la de prácticas. "Menos mal" que tienen
todo lleno. En fin… otros 20 minutos después avanza un puesto y ya están todos
los compis en la cena. Con la vena del cuello a punto de estallar viene Pablo
al rescate y me invita a dejar las cosas en su habitación, cenar y después
hacer el registro en el hotel. Ni nos lo pensamos y consigue salvarnos la
noche… ¡muchas gracias!
Un poco más relajado, entro en el restaurante y me
vienen a la cabeza las imágenes del año pasado. Después de emocionarme de más entre tricolegas y meterme entre pecho y espalda un enorme plato de pasta con tomate y un 2º de pollo con patatas, me tomo un yogur intentando sentirme menos culpable. Tarde. Al menos el paseo por la playa después de la cena con el resto del equipo sirvió para no llegar tan hinchado a la habitación. A las 23:30 h. tengo la mochila dispuesta y me dispongo a planchar la
oreja. Pero el ruido de la nevera y del aire acondicionado mezclado con los
nervios previos a una carrera importante hacen que no consiga dormir… ¡hasta
las 2 de la mañana! ¡Qué desesperación! Menos mal que ya estoy acostumbrado a
dormir poco…
Domingo, 14 de Septiembre de 2014. 6:00 AM. Ni rastro del sueño. Perfecto. Me levanto
como si no hubiera un mañana y con muchas ganas de competir. Desayuno fuerte
(aunque todavía me pesa la cena de la noche anterior), me enfundo en la
elástica rojilla y sobre
las 7:00 AM dejamos el hotel y nos vamos hacia los boxes con noche cerrada. Al
llegar, empiezo a encontrarme caras conocidas y me alegro de no haber metido la
bici el día anterior. Entro en boxes con todo listo mientras veo como están
todos apurados secando las bicis, hinchando a oscuras y poniendo geles y demás.
No lo entiendo. Pase que los que vienen por 1ª vez estén así, pero a los que
repetimos experiencia creo que no había dudas, y menos con probabilidad de
lluvia como así fue. Justo dejo la bici y empieza a llover. Me cago en… El
tiempo predice lluvias a partir del mediodía pero parece que se ha adelantado
para hacer más interesante la prueba. En plena oscuridad (¿no se puede empezar
un poco más tarde?) creo que dejo todo listo y, aunque los jueces prohíben
dejar toallas, chubasqueros y demás en la cesta (increíble, es la 1ª vez que me
pasa, que alguien me diga a quién le molesta dentro de mi cesta y más aún con
lluvia) hago oídos sordos y coloco una pequeña toalla encima de las zapas de
bici y carrera para que no se empapen.
Aún a oscuras, consigo saludar a mi
compi de fatigas César que ha venido a animar y me voy para la entrada de boxes
a reunirme con el resto de la armada invencible para ponernos el traje y darnos
ánimos para la batalla. Por suerte el cielo da una tregua y podemos aliviar la
tensión previa con unas cuantas risas. Pero se acerca el momento y nos
dirigimos a la arena del coliseo vigués mientras la oscuridad empieza a dejar
paso a los primeros rayos. Me despido de los compis y visualizo el momento.
Cientos de tricolegas en el agua, unos cuántos en la arena y los rayos de la
tormenta iluminando el cielo… peazo foto para el National Geographic. Después
de absorber la instantánea me lanzo a probar el agua. Para la hora que es,
perfecta. Doy 20 brazadas y los jueces empiezan a pitar para que salgamos.
“Buff, otra vez no”. Así que vuelvo a la orilla con resignación, ya calentaré
los primeros 1900 metros .
Como sé que aún falta un poco, voy a despedirme de mis chicas hasta dentro de
unas cuántas horas y me coloco en mi sitio: a la derecha de todo y atrás. El
corazón empieza a bombear demasiado rápido y hago unas cuantas inspiraciones
largas para relajar. Me quito las gafas. Las pongo. Las vuelvo a quitar. Llevan
cristales polarizados y como es de noche no se ve nada. Total, sin ellas
tampoco veo las boyas, toca seguir a la manada. Y por fin suena la bocina.
Objetivo: revalidar la 1ª posición del club conseguida en el “Hércules Xtrm”;
no va a ser fácil, pero lo voy a intentar.
SECTOR DE NATACIÓN (1,9 km - 1 vuelta)
Salgo tranquilo y buscando mi
espacio, corro a la derecha mientras todos van a la izquierda. Conseguido. Vía
libre para bracear y poder respirar viendo a los 400 tricolegas que se han
apuntado a la aventura. Sin duda, gracias a la experiencia de varios half a las espaldas,
no me acelero y busco mi ritmo. Levanto la cabeza un par de veces y observo
como los delfines del club (Carlos, Pope, Jesús) han desaparecido buscando la
gloria y otros cuantos (Sir Arthur, Iñaki, Héctor…) van dejándome atrás
lentamente. Me da igual, yo voy cómodo, a gusto, resoplando para que los rayos
se alejen e intentando visualizar las boyas. Imposible. Sigo en línea recta y
veo como uno a mi izquierda se choca con la 1ª boya, literal. Se me escapa una
sonrisa que me hace probar el agua y sacar la cabeza para respirar… por listo.
Sigo avanzando y 200
metros después se produce un buen embudo creo que por
culpa de los que van en la zodiac que no avisan con tiempo y el gran grupo
tiene que desviarse a la derecha para pasar la boya por el sitio correcto. Por
suerte, yo voy a la derecha de todo y sigo sin dificultad, me ha salido cara.
Al igual que el año pasado, la recta se hace eterna. Cada vez que respiro veo
el edificio que hay que dejar atrás y no se mueve. Me cago en… me recuerda al
edificio azul en Mera, no avanzo cuando lo miro. Pero todo lo malo se acaba y
llego a la boya sin tener que pelear la posición. Aún así, me meto delante de
un par de nadadores y respetan mi espacio. Vaya diferencia con los sprint, nado
en paralelo a la playa hasta la boya de giro sin llevar ningún golpe y ahora
“sólo” queda volver a la playa. Sigo la misma táctica: nadar cómodo. A mitad
del camino se me pega uno a tocar las narices, el típico que no le llega el
sitio en medio del océano… acierto a vislumbrar que lleva las mangas verdes y
como no sé si será un compi del equipo que creo que lleva un traje similar paso de darle un
par de “abrazos” no la vayamos a fastidiar. Además, no soy de meterme en líos,
así que intento apartarme pero me debe haber cogido cariño. Pongo modo
“apertura de codos” y tengo que hacer más de 200 metros para que se
dé cuenta que me gusta la soledad. Aún amaneciendo, levanto la cabeza y veo
pisar tierra a los primeros, la vuelvo a hundir (nunca mejor
dicho) y sigo con mi patada cruzada.
Al fin consigo ver el pasillo de
boyas... “Venga Jose, último esfuerzo”. Buff, no se acaba nunca el pasillo.
Intento pensar ya en la T1. Último esfuerzo y piso la arena mientras se dibuja una sonrisa
en mi cara, queda lo más divertido. Corro entre los ánimos de la gente y
consigo salvar la 1ª prueba: 40’11”, puesto 139º, mejor de lo esperado. Pero
Neptuno quiere que sigamos recordando el agua y la lluvia hace acto de
presencia. Buen día para estrenar la cabra en competición. Llego a mi sitio en
box, busco la toalla para secar los pies pero no está. Me
cago en… flipo en colores con los jueces mientras paso las manos mojadas por
las plantas de los pies e intento ponerme los calcetines. Me cuesta un mundo
meterlos bien con los pies mojados, pero no pierdo demasiado y también me pongo
las zapas porque no quiero llevar los pies aún más mojados ni arriesgarme a una caída en la línea de montaje, todavía no tengo soltura con “mi montura”. Casco, portadorsal y a correr. Giro a la derecha y monto tranquilo para iniciar el siguiente desafío.
SECTOR DE CICLISMO (90 km - 4 vueltas - Llano)
Por delante, 4 vueltas prácticamente llanas de 22 km con un enlace de cerca de
1 km (la mitad de subida) de
regalo. Y con casi todos mis compis de equipo por delante, vaya cruz. Todo esto con lluvia. Afortunadamente no hace frío y con el 2 piezas
se aguanta bien.
Primer kilómetro. Enlace. Respiro. Calzo las zapas. Bajo
piñones. Readapto la estrategia. Paso a uno en la cuesta que se queda clavado.
Enlazo con el circuito. Me cago en la lluvia. Cielo gris. Meto plato, empieza
el llano. Paso a varios del equipo, la cabra está cumpliendo. Llegando al giro me sitúo en carrera porque el circuito es ida y vuelta. Cojo bidón, bebo un
sorbo y lo tiro. Vuelvo al acople. Sigue lloviendo. Varios kilómetros de llano, bajada rápida, aplausos y giro para iniciar la 2ª vuelta. Me como una barrita y
al acople. Mojado hasta las trancas. En la mitad de la 2ª vuelta me coloco 3º del club. Sorbo al bidón y a seguir empapándome acoplado. El culo empieza
a quejarse. No le hago caso pero presiento que va a dar problemas. De nuevo la
bajada a tope, aplausos y esta vez me tomo un gel para celebrar que ya voy en la
3ª vuelta. No sudo porque voy empapado y sigue
lloviendo. Tampoco me “enveneno” porque aún queda mucho y gana el que cruce 1º
la meta. Ya en la 4ª vuelta decido bajar un piñón y forzar un poco. El isquio
derecho se queja. Subo el piñón. Paso gente, algunos ven el muro. Tomo media
barrita y tras el giro pongo plato pequeño ya pensando en la carrera a pie. Detrás de mí se colocan 4 o 5
a rueda, pero no me apetece pegar un palo y pagarlo en
la carrera, dejo que sigan mi rebufo. Bajo un poco el ritmo para ver si pasan
pero nada. Última
bajada. Pulsaciones a mil pensando en la T2.
Clavo frenos en la curva. Decido
dejar las zapas para no mojar los pies. Freno en la línea y me pasan varios.
Hago el sector de bici en 2 h 28' , parcial 57º. La cabra ha cumplido (y yo también). Decido no sacar las zapas para no empapar los calcetines. Buena estrategia. Salgo de la T2 con mi compi Pope jugándonos el 2º puesto y a 3 minutos de Fran que va 1º del club. Modo Ataque.
SECTOR DE CARRERA (21 km - 4 vueltas)
Por delante, 4 vueltas prácticamente llanas aunque con muchos giros y cambios de terreno. Pope sale fuerte pero no quiero
empezar ya con flato y me lo tomo con calma. Es el 3º medio este año y se nota,
hay tiempo. Subo la 1ª cuesta, las piernas responden pero todos aguantan el
ritmo. Me pasa Cristóbal Dios y me pico. Me hace subir el ritmo y paso a Pope,
cambio de objetivo: Fran. Ahora sí cojo velocidad y voy pasando gente. Para de llover. Por fin. Llego al
bucle y ya veo a Fran y también a Javi, otro compi de entrenos que creí que me iba a sacar las pegatinas.
Dudo si lleva ya 1 vuelta y aprieto.
De nuevo toco el asfalto y tras un giro a la
derecha inicio la larga recta del 2º avituallamiento con Fran y Javi a la
vista. Se dispara el lactato. Oigo los latidos. Paso a Fran. Voy a cazar a Javi
y se para. Le pregunto pero no contesta. Sigo, misma situación que en el Xtrm, toca defender "el liderato", aún queda. Recta de final de vuelta y piel de gallina,
con toda la gente animando a los lados. Con el día que hace me quito el
sombrero. Un montón de ánimos e inicio la 2ª vuelta con una botella de agua por
encima y tomando un gel. Restando posiciones tras cantarme que llego sobre el
70º a la T2. De repente me pasa uno que va como un avión. Me pico y cojo rueda.
Ahora sí voy “a full”. Llego al bucle y veo a Jaime Tizón, otro de los buenos (8º en el ironman de As Pontes) a poco más de 1
minuto. Se me escapa una sonrisa y saco el cuchillo. Paso a Lucas Escaneo (habitual podium en los tris gallegos) y
flipo en colores, aunque me saca 1 vuelta. También adelanto a Javichín y sigo. En la recta de final de vuelta me vengo arriba y
paso a mi compi de viaje. 3ª vuelta y otra botella de agua, por si no me llega
la que cae de arriba. Empiezan a molestarme las posaderas del roce en la bici.
Que se aguanten hasta el final. Doblo a varios del club y no llevan mala cara.
Yo tampoco pero la procesión va por dentro.
Tomo el 2º gel y mi compi de fatigas aprovecha para volver a pasarme
y dejo que me saque unos metros para que no me venga el flato, ya apretaré en
la última vuelta. La gente nos anima, el ritmo es bueno y espero aguantarlo
hasta el final, porque veo a varios que van parando con calambres. Adelanto a
Jaime Tizón. Voy en una nube e inicio la 4ª vuelta con la única idea de acabar.
Última subida y “mi compi” pincha, le vuelvo a pasar y se queda. Las piernas
empiezan a pedir papas. Sufro. Engaño al cerebro y pienso en los entrenos duros
que llevo detrás. En la ducha. En la tortilla y la empanada del final. En la
medalla. Y sigo pasando gente. Decido no beber por si acaso. Última recta, veo
a 3 delante y echo el resto, debemos ir a 3’30”. A falta de 300 metros paso a 2 y
justo antes del giro hacia meta esprinto con el que falta. No responde y puedo
hacer la recta con tranquilidad y saboreando el puestazo (35º) con un crono de
4h 39’ 03” (y 1h 26’ en la media).
Muy contento
y aún sin creérmelo voy a abrazar a Patri y a coger aire. Me quedo allí en meta
esperando a los compañeros, que van llegando a cuentagotas. Aguanto 15 minutos y,
empezando a temblar, voy a por el avituallamiento empezando a tener dificultades para doblar las rodillas, me pego una
buena ducha y como algo. Hablo un rato con los compis, meto todo en el coche y decidimos ir a celebrar la carrera en el Mc Donalds. Justo saliendo con el coche del circuito de carrera veo por el otro
carril a mi compi Fer, aún en competición. Dudo si saludarlo porque a lo mejor lo hundo,
pero al final le grito y ojalá que le sirva para animarse. Va roto. Está en esa
lucha interior que todos tenemos en algún momento entre la cabeza y las
piernas. Gana. Cruza tras 6h 13’
27”
(puesto 310º) de esfuerzo agónico y con el honor de ser otro finisher rojillo
en Cíes. Palabras mayores. Un titán. Y a pesar de que el día no acompañó, la
armada roja cumplió con creces en esta 2ª edición superando el listón del año
anterior y dejando el nivel muy alto para superar en la próxima temporada. Se
conseguirá seguro. Pero ahora toca disfrutar la victoria. Una más. Chapeau.
Último gran desafío de la temporada con nota. Ahora toca el reposo del guerrero
y sacar la matrícula en la Liga de Clubes en Santander. Y por supuesto, estaré
allí para contarlo… ¡nos vemos en Santander!
CLASIFICACIÓN II DESAFÍO ISLAS CÍES
excelente reportaje, cronista, eres un crack en los blogs y en el tri
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