Campeonato de España de Clubes (Santander)
Categoría: Promoción
Distancia: Sprint (0.75 + 20 + 5)
Dificultad: baja (bici con repechos)
Inscripción: 200 euros (equipo, de 6 a 10)
Tiempo: 1h 11' 20"
Tiempo del 1º: 57' 02" (- 14' 18")
Puesto: 149º de 203
Puesto del equipo: 22º de 23
Avituallamiento: agua, powerade, fruta
Trayecto desde Betanzos: 4 h - 433 km
Puntuación: 9/10
Repetiría: SI
LO MEJOR: ambiente, circuitos, organización, T3
LO PEOR: horario (pelín temprano), reloj de meta sin funcionar, distancia
Tenía pensado hacer la crónica desde 0, pero realmente ésta ha sido una competición de equipo, así que aprovechando que soy el "cronista oficial"de mi club, pues he decidido pegar la crónica que colgué en nuestra página, que tampoco iba a ser tan distinta de la mía. Ahí va la historia...
Con el buen sabor
de boca del Campeonato de España de Duatlón por Equipos en Noia disputado en
marzo, no podía dejar pasar la oportunidad tan clara que se me presentaba de
repetir experiencia, menos aún viendo las ganas que tenía mi compi de fatigas
César siendo la Liga de Clubes de Triatlón en Santander y en una fecha perfecta
para poner el broche de oro a la temporada. Y me lancé de cabeza sin ni
siquiera mirar si había agua. Por suerte, al final resultó que estaba llena.
LA PREVIA
Sin duda las ganas
y la ilusión de participar de César fueron determinantes para que solicitáramos
a través del club, varios meses antes, la invitación para participar y
cruzáramos los dedos para que nos la concedieran, puesto que solamente podía ir
1 club por comunidad. Hubo que esperar. Pero finalmente nos dieron la opción y
nos pusimos manos a la obra. César, por un lado, se hizo cargo de todo el tema
de la inscripción (fechas, papeleo, nº de participantes y todo ese peñazo de
artículos y formularios que animarían a hacerse el “hara-kiri” a más de uno) y
yo, por el otro, buscando aliados para participar y organizando el tema de
alojamientos, comida… un “chollazo”, vamos, al menos no me tocaba “todo el
pastel” como en Noia.
Un mes antes, como
alumnos bien aplicados, ya teníamos claro cómo hacer la inscripción, reunido al
equipo completo (10 titanes dispuestos a batirse el cobre) y el hotel
reservado. Perfecto, todo en orden. Hasta hicimos un entreno conjunto la semana
anterior para aliviar tensiones y hacer equipo. Eso sí, pasado por agua. Y a
pesar de la baja de última hora de Roi, los 9 rojillos restantes nos lanzamos a
la aventura para defender el honor del Triatlón Coruña en el Campeonato de
España de Clubes en Santander. Obviamente, solamente César y yo sabíamos el
nivelón que habría en la prueba y que éramos el último club, con diferencia,
del ranking. Pero tampoco era plan de fastidiar el viaje. Ni los nervios.
Finalmente, los elegidos para la misión fueron: César, Monti, Marcos, Berto,
Pope, Fer, Alex, Rober y un servidor. El wasap del grupo ardía según se
acercaba la fecha y finalmente…
Viernes, 26 de Septiembre de 2014. Buff,
qué nervios. Después de organizar todo el lío de Noia, con lo que me costó
juntar un equipo de 6, aún no me creo que hayamos podido juntar a 9 rojillos
para uno de los mayores eventos del año a nivel nacional. Así que con una
sonrisa de oreja a oreja me fui a cambiar el aceite al coche. Por la baja de
última hora de Roi me tocaba llevarlo y tuve que suspender el entreno previsto
y adelantar la cita. Esto me obligó a cambiar un poco los planes y acabar
haciendo la mochila y repasándola 2 veces más (no era plan de volver desde
Santander por si me olvidaba algo) a las 12 de la noche. Genial, había quedado
a las 6.15 con César. Buff, empezamos bien. Aunque el descanso nunca fue lo
mío.
Sábado, 27 de Septiembre de 2014. Y
llegó el día. O mejor dicho, la noche. Porque lo de levantarse a las 5.30 de la
mañana no es bueno. Y menos por diversión. Masoquismo tri. Repaso por 3ª vez la
mochila volviendo a vaciar las bolsas (sin comentarios, seguro que no soy el
único) y tras un “desayuno exprés” me despido de Patri, meto la bici en el
maletero y salgo disparado a buscar a César. Por un día toca ser puntual. 10
minutos después estamos metiendo la bici en el coche y poniendo rumbo a la
estación de servicio de Guitiriz, donde habíamos quedado a las 6:30 con el
resto de la armada roja. Frío y sueño mezclados con ilusión y ganas de competir
por 1ª vez en una Liga de Clubes a nivel nacional. Llegamos al punto de reunión
y no somos los últimos, la cosa va bien. Con un frío de narices, niebla y más
solos que la una trazamos el plan de ruta y salimos dirección Santander en 3
coches: Alex, Fer y Pope en uno; Rober, Berto y Marcos en otro; y yo y César en
mi eterno león comandando la caravana.
Y a los 15 minutos llegaron los primeros
wasaps. “Jose, písale un poco que no llegamos”, “Jose, ¿a ti dónde te enseñaron
a conducir?”… y es que claro, si pone 120 es a 120 y si pone a 100 es a 100,
no? Pues eso. Todos “chupando rueda”. Parada a mitad de camino a tomar un café
y una napolitana que sabía a rayos
(imposible describirla, intragable), menos mal que Marcos se comió la mitad.
Para variar hicimos un bote y me tocó hacer de caja fuerte. En marcha de nuevo
y a 80 km
de “meta” nueva parada para evacuar nervios. 11:00 AM Después de 4 horas y
gracias al GPS, llegamos sin pérdida al Hotel Santemar, uno de los elegidos por
la organización del evento y en el cual se estaba realizando la reunión técnica
a nuestra llegada. Pero como nosotros ya íbamos con la lección aprendida, nos
dedicamos a bajar todo de los coches y hacer el check-in.
Gran ambiente, todos
mirando las bicis de los demás y afilando los cuchillos para dentro de unas
horas. Nosotros, al ser nuestra 1ª participación, estábamos encuadrados en la
categoría de promoción (la última, vamos) junto a otros 22 equipos buscando una
de las 2 plazas que daban derecho al ascenso. Vale, borrón y dejo de decir
mentiras. Quería decir buscando pasarlo bien y no quedar los últimos. Las cosas
como son. El domingo se disputaban las carreras de 2ª división y los élite, así
que hoy éramos los protagonistas. Después de dejar todo en las habitaciones (en
2 porque la 3ª aún la estaban arreglando) pillamos las bicis, nos reunimos con
Monti que vino por libre por temas vacacionales y una vez reunida “la marea
roja” nos fuimos a reconocer el circuito y a por los dorsales. Mola. Todos
uniformados y en plan equipo profesional. Piel de gallina. Ambientazo. Llegamos
en menos de 5 minutos a la zona de boxes y hay un montón de tricolegas haciendo
lo mismo que nosotros.
Preguntamos por allí y nos indican cómo es el circuito
de bici. Así que nos vamos a dar una vuelta de reconocimiento aprovechando el
buen tiempo. Nada más empezar, subidita. Giro a la derecha, llaneamos un rato y
con una pequeña bajada entramos en el parque de la Magdalena, espectacular. Y
aquí nos encontramos con “la pared”, un repecho de 100 metros bastante duro.
Después de subirla los cracks (César y Pope) dudan si hacerla en plato. La
volvemos a subir y nos aclaramos. Sí, en plato, pero pequeño (y con suerte en
la 4ª vuelta). Salimos del parque, hacemos el resto del circuito que es
bastante llano comentando el juego de piñones más adecuado en cada momento y
volvemos a la zona de boxes para coger los dorsales y demás regalitos (que no
fueron demasiados, todo hay que decirlo). De vuelta al hotel, dejamos los
velocípedos a buen recaudo (subidos a pulso al “primero” por las escaleras, que
en realidad era un 3º, porque no nos dejaron subirlos por el ascensor) y sobre
las 12:45 h. nos vamos a comer algo, hechos ya un manojo de nervios.
Se ve que
nos pudo la ansiedad porque todavía no nos dejaron pasar, estaban acabando de
colocar todo. Aprovechamos para sacar unas fotos y ahora sí, en la pole
position, entramos al salón a disfrutar del buffet triatlético: pasta, arroz,
ensalada, pollo… A pesar de la hora, demostramos ser de buen diente y con muy
buen rollo aprovechamos la mesa redonda para intercambiar opiniones y aumentar
las ganas de que llegara ya la carrera. Apuestas de ganadores, puestos, anécdotas
de otras carreras… en este plan los 2 platos y postre se pasaron en un
santiamén. De vuelta a las habitaciones, el plan era descansar un rato para la
prueba pero la adrenalina ya corría por nuestras venas y 20 minutos después
decidimos coger los petates y salir hacia boxes. Buena elección. A pesar de
llegar pronto, había ya una buena cola para dejar las bicis y el sol apretaba.
Aún encima, nos hicieron esperar a que todas las chicas que estaban compitiendo
en ese momento dejaran la T1, así que nos tocó esperar más de 20 minutos a
pleno sol… Menos mal que Fer llevó la crema solar, que sino nos achicharramos
todos. Al fin abren boxes y nos llaman al equipo completo. Colocamos el
material, nos ponemos el neopreno, dejamos la mochila y… aprovechamos para hacer
una foto en el podium que estaba allí al lado. Cesar y Pope se habían
adelantado y vuelven corriendo para salir con el resto.
Con las prisas, Pope no
ve un hierro mal situado y… ¡raaasss! La manga del neopreno a tomar por… hueco
de ventilación de los buenos. Vaya mala suerte. No pasa nada, tiene escamas.
Ahora sí, nos vamos a la playa para la salida calentando un poco desde una
rampa cercana a la playa… ¡qué fría! Nos colocamos por equipos y en fila de a
1. Delante, los delfines. César, Pope, Berto… y al final Fer y yo. No me gusta
demasiado nuestro sitio, en medio de todo el fregao, pero al salir atrás a lo
mejor nos libramos de los manotazos. Qué nervios. No suena la bocina. Respiro
hondo. Se corta la tensión. De repente todos al agua. Inmersión. Braceo con
calma. Fer me adelanta, sale como una bala. O yo muy lento. Cojo pies. Levanto
la cabeza y ya están casi todos en la boya. Aprieto para no hacer el ridículo.
Llegando a la boya veo que unos cuántos se la saltan a la torera para evitar
golpes, vaya jeta. Cumplo las normas y tras el giro queda una larguísima recta
hasta la zona de boxes, seguro que hay más de 750 metros .
Como respiro
hacia la izquierda, me desvío hacia la derecha para ver al pelotón y me acerco
al muro. Veo que el resto van en fila a unos 50 metros , pero no puedo
acercarme porque llevo a uno pegado a la izquierda. César, Pope y compañía ya
me sacan unos cuantos metros y el resto vamos sobreviviendo por detrás. El agua
está perfecta, con la tensión ni frío ni calor. No hay excusas e intento pasar
al que llevo al lado, pero aguanta. Así que sigo en línea recta y a falta de 200 metros me doy cuenta
que acertamos sin querer, tenemos la salida de frente mientras que el resto
tienen que hacer una curva hacia la derecha para llegar a la rampa. Aún así,
veo salir a César algo alejado de las primeras posiciones sobre el puesto 60º mientras pienso que vaya nivel que hay en la prueba. Poco después salen Pope y
Berto en mitad de la tabla. Mimá, a que salgo de último. Monti,
Roberto y Marcos siguen sus pasos pero ya descolgados de los
primeros y cuando consigo poner pie a tierra descubro que llevo a Fer justo
delante y que he tardado más de 16’ (16’01”) en completar la natación.
Echo la
vista atrás y solamente quedan por salir Alex y poco más. Bajón.
Esperaba hacerlo mal, pero no tanto. Me resigno y animo a Fer en la transición
mientras corremos hacia las bicis, aún podemos coger alguna rueda decente.
Llegando a nuestro pasillo veo salir a Monti y a Roberto. Marcos está
quitándose el neopreno y aquí sí que apuro. Salgo disparado dejando atrás a Fer
y Marcos, sin darme cuenta si vienen ya detrás para hacer grupeta. Fallo.
Pensando en coger a Rober y Monti me olvido del resto. Tarde. Subo a la bici,
giro a la derecha y 1ª cuesta de unos 200 metros con un
pequeño descansillo en el medio. Adelanto a varios tricolegas y al llegar al
llano cazo a Rober, pero no es capaz de cogerme la rueda y sigo. Meto plato y
no hay nadie cerca. Toca dar la cara. Por detrás no viene nadie del club así
que no me guardo nada y aprieto. Llaneo fuerte, entro al parque y subo “el
repecho”, casi no soy capaz ni en el pequeño. Intento coger un poco de aliento
pero tras la bajada toca apretar de nuevo.
Llego a la T2 con buenas sensaciones llevando por delante a César y Pope y al resto por detrás. Ya hay muchas bicis en boxes pero salgo disparado con ganas de sumar puntos para el equipo. Nada más salir a por las 3 vueltas del sector de carrera por la zona del puerto escucho los ánimos de César, pero no lo veo. Qué bestia, me debe llevar 1 o 2 vueltas de ventaja. La de cervezas que tendremos que beber por la noche… Esta vez no guardo nada y salgo fuerte. A diferencia de los tris gallegos, no me resulta tan fácil adelantar e incluso algunos (de los primeros) me doblan como aviones. Intento seguir sus ritmos pero es imposible, así que busco el mejor ritmo posible para llegar a meta rápido y sin reventar. Me cruzo a Pope y calculo que me saca unos 3 minutos. Sigo buscando mini-objetivos y me voy cruzando a mis compis. Segunda vuelta y los primeros ya han entrado. El reloj no funciona y no sé cuánto llevo. Es igual, voy al máximo que mis piernas me permiten después de hacer casi toda la bici en solitario. Veo que le recorto algo a Pope y que los demás del equipo siguen aguantando. Me pasa alguno de los pros, qué forma de correr, para que después digan que yo voy rápido… ¡vaya máquinas! Tercera vuelta. Esprinto. A falta de
Recuperando el aliento, vemos llegar al resto de la armada rojilla. Misión cumplida. No sabemos el puesto, pero lo hemos dado todo. Nos hacemos unas cuántas fotos, comentamos un rato la carrera, animamos a César y nos vamos a coger las bicis mientras compiten los “Históricos y Populares”. Con la satisfacción del deber cumplido, nos vamos dando un paseo hacia el hotel y contentos por la carrera realizada. Tanto que ya antes de llegar al hotel empezamos la T3. Pope caza la primera terraza (impresionante, con vistas al mar; eso sí, se paga) e iniciamos la ingesta de isotónicos post-carrera. A partir de aquí, una T3 muy larga de noche de equipo en Santander que sirvió una vez más para demostrar que el Triatón Coruña es más que un club y en donde lo pasamos en grande. Al día siguiente, después de ver correr a los Pros, unas pizzas y viaje de vuelta. 4 horas en las que casi no me dio tiempo a recordar todos esos detalles y momentos ya inolvidables vividos apenas unas horas antes con un grupo de gente que se han convertido en tricolegas con letras mayúsculas. Ya en casa, pensando en mi estado al día siguiente en el trabajo, cierro los ojos pensando en la próxima competición por equipos y deseando cubrir el formulario de inscripción…
PD: Otra vez. De
nuevo las mismas sensaciones que en el duatlón por equipos de Noia. Pero con
mucho más carrete. Puede sonar raro, pero ha sido lo más parecido a una
despedida de soltero que he tenido. Y con gente que hace un año ni conocía.
Suena surrealista pero me encanta. Lo de Noia estuvo muy bien. Lo de Santander
fue increíble. Y lo que queda por delante (que es mucho) estoy seguro que aún
será mejor. Una vez más, orgullo CTC, gracias a los aventureros de Santander
por hacerme sentir uno más en esta pequeña familia rojilla llena de “buen
rollo” que hemos formado, deseando repetir y con el reglamento del próximo
campeonato de España de Duatlón por Equipos en Avilés descargado en el
escritorio de mi ordenador… ¿quién se apunta? ¡Forza Tri Coruña!
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