
Distancia: 600 m. + 18 km + 4 km.
Inscripción: 16 Euros (Federados, los demás 18 E).
Dificultad: Media - Baja (Bici con cuestas, el resto bien).
Tiempo: 1h 09' 58" Tiempo del 1º: 58' 20" (- 11' 38").
Puesto: 58º de 142.
Avituallamiento: agua, aquarius, fruta, barritas, pastelitos.
Repetiría: SI.
7:30 h. Suena la alarma. Hoy toca competir. Y ésta vez a lo grande. Comienza el tour, mi propio tour, 4 triatlones en 4 semanas consecutivas... ¡y debutando! Desayuno rápido, meter todo en la mochila y como siempre, por encima del horario previsto, sobre las 8:20 h. camino de Bueu, a 1h 37' (145 km) de casa. Como siempre, con la compañía de mi novia Patri, mi fotógrafa particular. Nada más llegar, movida con un policía local, al que sólo por preguntarle dónde podía aparcar casi me multa (prefiero dejarlo aquí, que por
culpa de un anormal no se puede juzgar a la mayoría). Tras aparcar, recoger el dorsal y calentar 3 minutos en bici y 2 corriendo (mis calentamientos son dignos de estudio), rápido a ponerse el neopreno y para la playa. Por cierto, mi bici es la nº 3 de la foto anterior, aunque sólo se le ve la rueda (y mis zapatillas rojas). Este triatlón iba a ser una prueba de fuego, puesto que se disputaba a carrera única (pros y debutantes juntos) y en una distancia desconocida para mi, con sólo un triatlón popular a mis espaldas. Y en mi camino hacia la playa surgió mi primera duda: el inicio de la prueba era en una playa cercana, a unos 200 - 300 metros, y algunos iban nadando y otros por el paseo. Si iba por el paseo, parecería un novato (aunque más cómodo
iba a ir seguro...) y si iba por el agua no sé si acabaría la carrera o ya tendría que pedir el cambio... Pero si algunos lo hacían... ¿por qué yo no? Así que ¡al agua patos! y a calentar de una playa a otra siguiendo los consejos de mi entrenador Emilio. Como castigo a mi osadía de novato... golpe en la rodilla contra una piedra que separaba las 2 playas que estaba sumergida, con rozadura incluida en el traje... vaya comienzo!! Tras calentar, colocación en la playa
lo más recto posible a la 1ª boya (por si acaso), mirada al cielo (el tiempo acompañaba) y... ¡comienza la prueba! Ya en las primeras brazadas me di cuenta que no iba a ser fácil (a pesar de que el mar estaba en calma total). Y no por cansancio, sino por los manotazos por ambos lados del resto. Yo iba intentando no tropezar con nadie, frenando, girando... mientras los demás parecían hachas y yo el tronco, qué forma de soltar el brazo y sin mirar. Sin ganas de enfadarme, puse el regulador de velocidad y brazada a brazada
llegué a la playa sin excesivo cansancio, con

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