domingo, 13 de diciembre de 2015

TRAIL DE ARANGA: A VECES, MENOS ES MÁS

Sin dorsal. Sin cronometraje. Sin pagar. Sin avituallamientos. Sin línea de salida ni de meta. 
Con ilusión. Con ganas. Con buen ambiente. Con fines solidarios. Con un trazado espectacular. Con tercer tiempo. Con corazón.
Ayer sábado tocaba hacer un entreno diferente. Mis vecinos de Aranga organizaban por tercer año un trail solidario y no competitivo para pasar una mañana divertida. Y realmente lo fue. 
Para no ir sólo y a pesar de que estaban mis colegas del Sada lié a mi compi de entrenos Domin y nos presentamos a las 9 en el pabellón de Aranga dispuestos a combatir el frío completando los 24 kilómetros del recorrido. Antes, dejamos los kilos de comida que llevamos para causas solidarias, que era "la inscripción" para la prueba. Muchas caras conocidas, buen ambiente, mucho frío y después de algunas fotos y una pequeña explicación del recorrido salimos una hora más tarde que los valientes de la andaina, que ya llevaban una hora caminando por los montes de Aranga.
Primer kilómetro en bajada por asfalto y tras un giro a la izquierda pisamos tierra, 5 kilómetros más por una pista ancha y llana. Domin estaba con ganas y nos colocamos en el grupo de cabeza, formado por 8 unidades y con un ritmo de 4'30"/km. Pero esto se terminó en el km 6. Primera bajada y en 300 metros los perdemos de vista. Mi compi de aventuras es de asfalto y no vino preparado para lo que se nos venía encima. Acabando la bajada nos pillan algunos por atrás y nos van dejando cada vez que el trazado se inclina hacia abajo. Firme irregular, resbaladizo y aprovechamos para ir "esquiando" ladera abajo. Mis viejas Leadville tampoco dan para mucho más. Y las Asics Noosa Tri de Domin se tambalean en cada hoja. Con pies de plomo llegamos a otra zona más corrible y tras pasar bajo una tubería vemos "el muro", una rampa de unos 500 metros que casi tenemos que hacer a 4 patas. Y para terminar, 20 metros de cuerda para fortalecer los brazos.
 Cogemos fuerzas, nos unimos a un grupillo, 500 metros de tregua y... de nuevo al monte, a bajar patinando, a pisar entre piedras resbaladizas, rocas salientes, desniveles "anti-tobillos" y todo lo que tiene un trail en condiciones. De esta forma, dejando pasar, llegamos a "la zona Spartan", una subida de cerca de 200 metros con cuerdas que disfruté muchísimo, pena que había que ir esperando el turno, sino le habría "dado gas" a la subida. Volvemos a recuperar el aliento, otro poco de llano y de nuevo a jugar a ver quién se cae antes, parecíamos 2 patos mareados. La verdad es que el recorrido es espectacular, casi siempre pegados al río con pequeñas cascadas y en estas fechas estaba impresionante, pero sin un calzado adecuado era una lotería. Domin se llevó muchas papeletas y yo trataba de llevar un ritmo acorde a nuestras posibilidades. 
Casi 15 km, poco más de 1h 30', aprovechamos para comer algo mientras volvíamos sobre nuestros pasos porque creía que nos habíamos perdido. Falsa alarma. 
De nuevo "en carrera" y con algo más de fuerzas, seguimos disfrutando del entorno y hablando con los que nos íbamos cruzando, es lo bueno que tienen las pruebas de montaña, siempre hay un rato para charlar. Pasan los kilómetros y siguen las caídas. Lo animo pero ya no disfruta. Las plantas de los pies empiezan a pasarle factura. Pero con mucha ilusión enlazamos con el tramo llano de ida y nos quedan los 6 km llanos por pista ancha. Lo "peor" ha pasado y ponemos ritmo de crucero. 10 minutos después bajamos un poco porque Domin lleva las plantas "muy quemadas", pero aún así vamos pasando gente y con un pequeño apretón final llegamos de nuevo al pabellón tras 3 horas de un fantástico trail, con buen tiempo y buena compañía. 
Sigue haciendo frío así que cojo la mochila y me pego una buena ducha. Otro fallo. Domin no trajo ropa para cambiarse y no para de tiritar. Así que decidimos marcharnos y no quedarnos a los pinchos ni al sorteo, otra vez será. Eso sí, nos vamos con una sonrisa de oreja a oreja habiendo completado un entreno bestial y con muchas ganas de repetir. Estos de Aranga se lo montan muy bien, demostrando que con ganas y cabeza no hace falta mucho más en un lugar como este llamado Galicia, con cientos de kilómetros de monte esperando para ser disfrutados. Muy recomendable. Si nada se tuerce espero repetir el año que viene... ¡hasta la próxima!

No hay comentarios:

Publicar un comentario