jueves, 19 de enero de 2017

130ª COMPETICIÓN: TRAIL MOSTEIRO DE CAAVEIRO: RECUPERANDO SENSACIONES

PRUEBA: I Trail Mosteiro de Caaveiro
FECHA: 20 Noviembre 2016, 9:00 h.
LUGAR: PONTEDEUME (LA CORUÑA)
DISTANCIA: 22 km (tb. corta de 12 km)
DESNIVEL: 2400 metros
DIFICULTAD: media - fácil
TIEMPO: 2h 14' 51"
TIEMPO DEL 1º: 1h 58' 21" (- 16' 30")
PUESTO: 9º de 300
INSCRIPCIÓN: 17 - 22 euros
AVITUALLAMIENTOS: 2 + meta
PUNTUACIÓN: 8 / 10
REPETIRÍA: SI
CLASIFICACIÓN
ZAPATILLAS UTILIZADAS: La Sportiva Mutant
ROPA UTILIZADA: Mallas kalenji, térmica y perneras hoko, cortavientos fino, cinta en la cabeza

Domingo, 20 de Noviembre de 2016. Vaya día para "volver al ruedo". Después de unas cuántas semanas de rodaje y con ganas de volver a probarme, me decidí por participar en este trail con una pintaza pero con unas previsiones meteorológicas temibles; y ya sabéis que yo con el barro no me llevo muy bien, menos aún en zonas técnicas. Aún así pudieron las ganas y me pegué el madrugón con Pablo en dirección a Pontedeume. Aparcamos relativamente cerca (después explicaré por qué) y ya nos empapamos nada más bajar del coche, resguardándonos en el bar pegado a la recogida de dorsales donde estaban el 80% de los participantes. Después de un pequeño lío con la recogida (a Pablo le habían cedido el dorsal y la chica no encontraba su chip), decidimos trotar 5 minutos para no salir en frío en un día así y 10 minutos antes de salir nos pusimos a la cola para verificar el chip, a 
congelarnos otra vez. Ya en la línea de salida, saludo a varios conocidos de otras pruebas (Javichín, Miguel, Víctor... ¡qué forma de adelgazar!) y me coloco cerca de los primeros. Mi idea inicial, como casi siempre, es ir de menos a más, sin salir a tope, a ver cómo respondo y cómo está el recorrido. Pequeñas aclaraciones del organizador y... ¡a la carga! Por delante, 22 km con 2400 metros de desnivel y un día complicado, toca sufrirlo y disfrutarlo... allá vamos.
De salida, una larga recta en la que, "para variar", decido salir con mis conocidos y las pulsaciones se disparan. Primer repecho por asfalto y se va seleccionando el grupo cabecero. Víctor (que con los kilos que ha bajado vuela) y Cancelo empiezan a marcar distancias y el resto los seguimos a duras penas. Entramos en el monte y como regalo de bienvenida nos encontramos con una bajada "galicia calidade": 
barro, agua, piedras, zanjas... vamos, rezando para que el tobillo aguantase en su sitio. Arriesgo lo justo (más de lo necesario) y aunque me adelantan varios y pierdo al grupo, llego sano y salvo después de casi 1 km de agonía. Ahora toca zona de monte y remontar, así que voy ganando posiciones a medida que avanzan los kilómetros, hasta que cazo a un par de chicos de un equipo que van a buen ritmo y a otro colega de carreras que se llama Víctor y hacemos un grupito peleando por el top-10. La lluvia da un poco de tregua y llegamos a la zona de las fragas que va hacia el Monasterio, ruta de senderismo que he hecho alguna vez y en la que siempre dudé si se podría hacer corriendo. Se puede. Eso sí, con mucho cuidado. A pesar de ser llano, se suceden tramos fáciles con zonas de piedras, ramas y un continuo zig-zag que te impide coger ritmo más de 50 metros seguidos. Para celebrar el paso por la mitad
de carrera nos regalan un paso por el río con el agua por la cintura (helada no, lo siguiente); por suerte no me caigo (hay gente que nadó unos metros...) e iniciamos la subida hacia el segundo avituallamiento. Aquí cojo unos metros al grupo, los suficientes para beber rápido y salir por delante. Momento en el que me juego el puesto final. Juntándonos con los del trail corto, toca una subida bastante larga en la que dudas si hacer andando o corriendo. Yo no dudo: hay que correr si quiero ese top-10. Así que aumento prestaciones a costa de respirar con dificultad y que me ardan las piernas. Pero funciona. Cada vez el hueco es mayor y cada corredor que adelanto me da una inyección de moral. Cuando corono ya voy en solitario y a falta de 4 o 5 kilómetros no me guardo nada, voy a todo lo que dan mis piernas por otra zona de pistas forestales sin demasiada dificultad.
Los kilómetros ya pasan factura, pero las piernas responden. Salimos del monte e inicio un tramo llano por una pista, ya se ve a lo lejos el pueblo. Busco algún objetivo y lo veo, llevo a otro corredor de la larga a unos 200 metros. Aún no sé ni cómo, saco fuerzas para cazarlo y ponerme delante en el último repecho corto antes de pisar el asfalto. Lanzo un sprint largo a falta de 1 km al que no responde pero no bajo el ritmo por si acaso. Piso el asfalto y toca volver por donde empezó la prueba, pequeña bajada y recta larga hasta entrar en el pabellón y cruzar la línea de meta en 2h 14' 51", 9ª posición. Un top-10 en mi primer test serio de pretemporada, espectacular. El ganador fue Víctor, que ha pasado de pelear conmigo el puesto a ganar de calle la carrera... ¡vaya crack! Muy contento y bastante cansado, voy hasta el coche a por la mochila y casi no llego, vaya eternidad. Muerto de frío, el coche lo teníamos en la entrega de dorsales, a casi 1 kilómetro de la línea de meta. Entre coger la mochila y volver para ducharme me tiro más de 30 minutos. Aunque por suerte el agua estaba "pasable" y pude recuperar fuerzas después del "agua milagrosa". Después llegó el turno de contar batallitas, saludar a los compañeros y esperar a Pablo a que llegara a meta, mucho antes de lo esperado. Eso sí, tan congelado que decidimos irnos para casa a que recuperara fuerzas con tranquilidad. Y yo, pensando ya en la semana que viene en San Andrés...

 - Recorrido: la zona de las fragas y sus alrededores es, simplemente, espectacular
- Puro trail gallego: nada de pisteo, aquí había que correr con los 5 sentidos, con la diversión del barro añadido
- Avituallamientos suficientes y zona de meta completita
- Señalización perfecta, se nota quién la organizaba
- Aparcamiento cerca de la salida (la meta era en otro sitio)
- Ambiente muy bueno, como casi siempre, 300 corredores es sinónimo de calidad y diversión
- Duchas pegadas a la zona de meta
- El speaker, un crack, otro plus.
- El tiempo no acompañó; una pena, sobre todo en la salida.
- Que la salida y la llegada no estén en el mismo sitio es un poco fastidiado, tanto para familiares como para los corredores sobre todo si hace un día como el que hizo.
- Un poco de descontrol en la entrega de dorsales y una espera inoportuna para reconocer el chip antes de la salida.






Sin duda, cualquier prueba que organice Blas es sinónimo de disfrute, aún más en una zona tan increíble como las Fragas del Eume. A pesar del tiempo, el ambiente y el recorrido hicieron posible un bonito recuerdo que espero repetir en breve y en el que estoy seguro que volveré a vivir otra experiencia inolvidable... ¡hasta la próxima!

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